Tuesday, July 22, 2008

Agujas de constelación

El vacío absorbió el marco de la ventana de manera virulenta y, sin avisar, hizo chirriar sus cristales. Empezó a succionar los montículos de gotelé, uno a uno, a una velocidad centelleante que les hizo convertirse en constelación fugaz perdida. Después, todas las plantas lloraron de pena al despedir a sus macetas pulverizadas. Su tierra, pronto iría tras ellas, despidiendose en forma de relámpago.
Y ahí estaba el agujero negro, enfrente, desafiante, a punto de tocar su cara de niña grande. Cerró los ojos, apretó los puños hasta notar el latido de sus venas manifestarse y deseó desaparecer, de cualquier manera, menos con dolor.
Cuando el vacío imparable rozó sus labios, ese agónico sonido que silbaba su existencia cerró la boca y se fué. Sin llegarle a besar.
No volvió. Ella tuvo que arreglar la ventana arrancada por el vacío. Mejor dicho, construir una pared ya que la anterior había sido desmaterializada. Tuvo que volver a perfilar la pintura de sus muros carcomidos, aunque la pintura a veces le irritaba los ojos y éstos se rebelaban en forma de lluvias torrenciales incontroladas, incontrolables. Las raíces de las plantas tiritaban de miedo y hubo que contarles historias con final feliz para que se calmaran y así poder volver a plantarlas porque, con tanto bamboleo pavoroso, era imposible encajarlas en cualquier tiesto.
Cuando reconstruyó los elementos básicos de su cuarto, esos que se limitan a dejarte vivir, escuchó un sonido familiar. Un silbido negro, mágnetico, con una polaridad que iba más allá de la metafísica. Era el vacío, esta vez en forma de aguja, que se filtró de incógnito entre sus pestañas cuando sus ojos recordaron aquella constelación que un par de manos juntas hicieron brillar en el espacio infinito.

Saturday, July 19, 2008

Piedra

"Pareces de piedra"
dijo el humano.
Entonces, la piedra sensible,
comenzó a llorar.

Saturday, July 12, 2008

Huesos huecos de humo

Hoy quisiera que el día solo fuera uno de Esos Abrazos porque los huesos huecos ya duelen de vacío.

Mientras, el cuerpo tira de la cuerda del tiempo que arrastra todas las cosas en una bolsa de tela sucia por el polvo del camino.

Mis articulaciones se enganchan a rosca en el cansancio mientras el vicio de la vida pierde inercia al respirar hondo a golpe de suspiro.

Y ese abrazo como una nube de humo cada vez se aleja más alto en el cielo hasta que se desvanece justo al lado del tercer rayo de sol empezando por la izquierda.

Sunday, July 06, 2008

Manguitos

Medía a penas más de un metro. Portaba un manguito de colores estridentes en cada hombro. Caminaba por el borde de la piscina de la mano de su madre. Por cada paso que daba ella, él ya llevaba 4 dados. Su cara era de angustia, no hacía más que mirar sospechoso y atemorizado hacia todas las direcciones.
Su cara se tornaba cada vez mas preocupante hasta que no pudo más y confesó con desesperación:
- Mamá, ¿dónde está el cloro?