Pues eso. Búscome, pequeña y valiente. Desde más allá de mi punto de partida. Sin más que un pequeño planeta y mi rosa.
Hay tanto que decir que al final, por falta de aire, no existe más. Instantes auténticos que se pierden porque no los capta nadie mas que alguien que no se encuentra, que los ve, los siente, se difuminan y se van. Memorias de loco aislado. Y hablas sin saber lo que dices, porque estas acostumbrada a hablar igual que eres, y lo que eres ahora se desliza por la superficie de alguna atracción metálica que no dura mas de 40 segundos, una y otra vez. Eres todo, puedes serlo todo porque lo alcanzas, y no eres nada. Todas las vigas que hacian crecer hacia arriba a tus andamios creativos se han suicidado elgiendo el papel de actores secundarios en plena huelga de guionistas. Hoy, tu protagonista es este agarre pequeño, mañana será aquel efímero y pasado solo necesitarás poder dejar de tener que agarrarte por unos instantes, no caerte si te sueltas. Volver a tener todo tan claro como un cuadro en blanco a punto de ser provocado por mil pinceles suaves que dejarán la impronta de un ser a compartir irrevocablemente auténtico.
Raquíticos nuevos ciclos se dibujan mientras corre el reloj de arena en círculos, hacia ninguna parte. Es un hecho certero que la nieve se deshace y el sol se dispara, pero el muy canalla jamás te alcanza nunca con su bala amarilla. Balas amarillas. Hay fibras, como esas balas amarillas, que un dia cualquiera, sin que te lo esperes, te alcanzan, se meten en tu cuerpo y te buscan por los recobecos que tenemos dentro, no paran hasta encontrarte y una vez frente a tu mirada, te apresan en un instante. Son las que te recuerdan dónde estás, quién eres, lo que llevas por dentro. Las que te encuentran cuando te buscas perdida. Son las líneas que te delimitan para que, por fin, empieces a Existir. Para que no se escape el aire más y desaparezca. Para que sepas que no estas loco, que no son cosas tuyas y que los instantes auténticos, son de verdad.