Wednesday, December 01, 2010

36 grados, 36 grados

hay noches a las que llegas a casa de madrugada con un frío congelado que se empieza a derretir en la cama para volver a formar escarcha esparcido por el colchón. estás rodeada. y te quedas inmóvil, calentándote con el único motor de tu propio frío. me recuerdo "36 grados, 36 grados, los humanos estamos a 36 grados". y tus ojos se rinden, duermen, tu cerebro se anestesia y tu cuerpo chilla a los huesos que dejen de castañetear.

no se cómo, desvaneces.

a la tarde siguiente despiertas con las manos gélidas. no recuerdas lo que soñaste. los restos, ese charco que fue sólido en la piel del día anterior, yace a los pies de la cama y al empezar el nuevo día ves tu reflejo: la carne humana que supera el frío inhumano.

piso el suelo de vuelta al mundo y recuerdo el vértigo térmico.

sólo llevo un calcetín puesto. tengo un pie a 36 grados.