Friday, November 19, 2010

decibelios galvanizantes de generaciones

a veces en mi cuarto, cuando el tiempo se para por las noches y unos auriculares gigantes apresan mi cráneo, la música de mis mitos galvaniza mi inmaterialidad a base de decibelios sin piedad y volatiliza las paredes de mi espacio y las diferencias de mi tiempo.

y entonces es cuando lo noto estallando en el centro milimétrico de mi existencia: la energía de los salvajes que se atrevieron a contagiar la libertad del sentir de su época, que en el fondo no dejó de ser la misma de siempre.


bestias militantes fluyendo eternamente pacíficas.

Wednesday, November 03, 2010

el primer ritual y la colonia chispas

la tercera persona en los ochenta, ella, tenía años de no llegar a las estanterías. de salir del colegio con los bajos de la falda del uniforme tan llenos de tierra que su madre todos los viernes los tenía que descoser para sacarle la arena.

a las tres de la tarde, ocurría el primer ritual que tendría en su vida. de lunes a viernes, con 5 años, la fiera llevaba unos minutos esperando en doble fila en el coche de su padre a que abrieran la verja del colegio. eso era algo que parecía que ocurría desencadenado por una canción en la radio. era una canción rara, hipnótica, inexplicable para un tímpano tan jóven. un sondio nuevo que la dejaba muy quieta, muy mágica, con un poco de miedo, mucha atracción y la mirada perdida sobre el transistor, con la intención de que su padre le dejara escuchar esos segundos de sintonía antes de bajar al colegio de nuevo.

la niña jugó, creció un poquito, y se olvidó de aquel ritual sonoro que duró los primeros años de su consciencia. pero un día recordó la melodía. su padre juraba y perjuraba que se trataba de enya, así que la adolescente escuchó infatigable toda la amplia discografía de enya y no encontró. poco después, un anuncio en la televisión que recopilaba canciones celtas cantadas por mujeres le trajo durante dos segundos esa melodía. tampoco encontró lo que buscaba.


hoy, sin querer queriendo, aquella niña casi 20 años después ha encontrado lo que fue su primer ritual. y eso es algo indescriptible: mantenerse igual de quieta ante un sonido, exactamente igual de quieta que cuando eran las tres de la tarde y se tenían cinco años, justo antes del beso paternal y de entrar al colegio de monjas en torbellino oliendo a colonia chispas.