Saturday, December 23, 2017

El espejo pulsional de hoy es una lentejuela cargada de futuro

Usar estas palabras y no otras, aquí y ahora.

Amo el Comienzo de la polisemia y las Terminaciones nerviosas.

Las contradicciones semánticas y su vigor complementario como en la frase anterior. Su bum en el abstracto de carne.

El vértigo pacífico del acantilado y de la teja de mi casa aunque en los pisos de Madrid eso no se vea.

Imaginarme el tacto poroso de la teja de mi casa (y su correspondiente sutil sonido) que no veo o que igual no existe pero cuando me la imagino sí.

Bum, la potencia. Omni sunt comunia. La potencia, la de omni, la de todxs.

Poder redefinir la omni-potencia como en la frase anterior, para tumbar a la troyana el circuito cerrado que pudiera existirme porque existe. Que pudiera extinguirme porque extingue.

Aunque no poder definir a ciencia cierta quiénes son todxs también me gusta. Dudarme, esa vitamina.

Que me sorprenda al rato, en un vagón silencioso porque todo el mundo va solo/sólo a trabajar, de que se me hayan manchado las yemas de los dedos de negro cuando bajé flotando las escaleras mecánicas del trasbordo de Ópera agarrada a la goma del pasamanos pero sobre todo a algún sonido de mi canción preferida del instante exacto en mis orejas auriculadas hipersensibles.

Leer en voz alta frases espirálicas y sin puntuación con acento argentino no forzado, hacerlo hipnóticamente cuando estoy sola porque lo aprendí de un audio de Cortázar leyéndose y me gustaron sus efectos.

Amo el hilo de helio que va entre mis tímpanos y la batería que aporreteo con mayor o menor acierto entre las costillas izquierdas. Que también retumbe el tambor ese en la boca del estómago y más allá.

Que mi nombre incluya la palabra polisémica beat. La arquitectura creativa de la música y la víscera constante en una misma identidad.

Me gusta cerrar círculos para seguir cerrando círculos todo el rato. Círculo tras círculo tras círculo se forma el volumen de un túnel transparente por el que circulo muy ligera entre mucha luz lenta y placentera.

Oler los libros, rozarlos despacito al decirles hola (y su correspondiente sutil sonido II), comerme sus letras con hambre a ratos randómicos, ponerme perdida de novedad que encaja con lo de siempre, aullar de empatía con colegas transtemporales que ni siquiera me conocen las ganas.

Las tiendas de segunda mano, con libros de segunda mano con marcas en las esquinas, con subrayados, con frases al margen elaboradas por, al menos, una de las dos manos de alguna primera persona del singular sujeto que las escribiera. Imaginarme que tiro de ese hilo y me lo encuentro y charlamos un ratito sencillo en torno a esa nota o esa página marcada y nos vamos cada uno por nuestro lado a seguir leyendo el mismo libro en distintos espacios y tiempos.

Ponerme de pié en un sitio con historia y pensar que sobre mis huellas exactas hubo volumétricamente otra persona que, en su correspondiente instante, no se da cuenta de que yo ahora estoy ahí solapada porque está a su movida (de la que yo tampoco me doy cuenta porque sólo es un pensamiento y no un súper poder).

El absurdo y la risa.

El por qué no, ese juego de oxígeno para seguir caminando lejos.

Me gusta terminar de ver películas como Mulholland Drive con los ojos y la boca como platos y revolverme los adentros con euforia vital proporcional al desconcierto y a la lucidez (ver párrafo 3, bum).

Me ponen la etimología y la geopolítica y las personas anónimas que las atraviesan. Me erizan las ganas de hacer documentales, de contar historias de premura y determinación de algún modo, de catapultarme contra el imán de la vida con unas alas transparentes y una piel normal y muchas ganas de agarrar con los incisivos aquello en lo que haya que incidir.

Esparcir. Así, en general. Eso que no se me olvide.

Celebro la piel, en pequeñas o grandes porciones, toco la suerte de que esté por todas partes cuidando del interior, cubriendo o posibilitando el des-cubriendo.

Los bafles y sus graves contra mi caja torácica en cuarta fila de un concierto de Perfume Genius un día, o contra el muslo de la pierna izquierda de viaje conduciendo.

Amo el asiento derecho de esa última imagen ocupado por esa socia que ama que ame todo lo anterior, y amo sentir la suerte también de esa compañía.

La sensación de viaje. Que me recuerde a una canción que me ha enseñado la persona con la que comparto el viaje y viceversa.

Los álbumes de fotos que crecen por los años al echar fotos en viajes. La composición del encuadre diferente. Rápido, desde el bolsillo al aire. Yo no he sido, ha sido el enfrente.

Apretar el acelerador un poquito con la música perfecta sin querer porque me hace sentirme viva y a su vez reaccionar para cuidarme la vida. Porque me hace soltar el pedal suave y notar cómo el coche decelera por su propio peso. Porque agarrarse al instante produce esa cosita de las inercias y el movimiento en el cielo de la barriga. También pasa esa cosita con el tirón de las cometas o de los barcos o de las gentes. Viva.

Ah. Y escribir pa mí, pa verme un poco los ases de la manga y jugar mejor la partida. Que sólo hay una y está siendo esta.

Otras cosas no las amo para nada, sino más bien todo lo contrario. Pero estas sí. Aquí y ahora. Con, al menos, una pupila dilatada sobre, al menos, una letra significante recién escrita, recién leída. A lo largo del tiempo de 360 grados. Amo ese volumen celsius. También.





Saturday, November 25, 2017

tocar autoridad relacional

- Michaël Borremans. Mano roja, mano verde (2010) - 

te será dado el amor,
te será dado el rechazo,
te será dada la duda.

te será dado el dolor,
te será dado el escape,
te será dada la poesía.

te será dado el automatismo,
te será dado el despiste,
te será dada la creatividad.

te será dado el eco,
te será dado el silencio,
te será dada la amplitud.

te será dada la vida,
te será dada la muerte.
pero aquí te tienes tú.

Sunday, November 05, 2017

la libre asociación de los peces rojos

Radiation Red - Dean Triolo (2008)

dejar que cruja
la textura que
se deshace aquí.

dejar que al
lavarse las manos
huela a arcilla.

las llaves de plata
van calientes en el
bolsillo de algodón.

un túnel inverso al vértigo,
un viento con detalle en la cara,
adrenalina entre pulmones.

palabras de hierba,
deseos en la planta
de los pies descalzos.

sorpresas reflejadas
en el dorado naranja
de la zancada más frágil.

imágenes asincopadas,
mimbres de surcos que
rebasan subconsciencia.

la nube paralela a
la nube paralela del
horizonte ahí parado.

antorchas de mentes bullen
nieves a vapor de agua que
me rodean hasta el núcleo.

hacia arriba se agolpan
a través del foco blanco.
ojalá pudiera grabarlo.

planetas girando,
cariños de física,
superficies brillantes.

rebotan sobre el mar.
es mi ola de vuelta.
la lengua y la orilla.

Saturday, October 14, 2017

El martillo del piano dura poco anclado contra el fondo de las cuerdas



La vida es la única oportunidad
para resignificarlo todo.
Pero no sólo para resignificar
se está en la vida espontánea.

Llevo poco más de un año
comprendiendo lo anterior.

Ha costado volver a aporrear el piano en acto creativo:
me había aprendido de memoria la partitura más bonita,
cuando lo mejor de su composición es la humana libertad
de que al hacerlo sorpresivamente aún no está compuesta.