Saturday, February 06, 2010

Sobre el perro Tom y el qué será de

Trece años en esta misma ventana y no me canso de abstraerme en ella, chorreando de miradas la vida que se esparrama por las aceras. Hoy cuento las nubes de nata con los dedos de una mano. El resto es de un azul oxigenado que está tan compacto que parece que se va a caer al suelo. Señores mayores con la gorra. Carritos de la compra, no sólo de mujeres. Y un pastor alemán paseando atado a su dueño, pesado ante la ley de la gravedad y cansado.

Mi cajón interno se saca un recuerdo del fondo.

¿Qué habrá sido de Tom? Era un pastor alemán sin dueño que vivía en los jardines de enfrente. Yo tenía unos 10 años. Un día mi madre decidió convertir esa cotidianidad de barrio en algo mágico para una niña: ir a conocer a Tom. A veces, muy de vez en cuando, comprábamos salchichas y bajábamos a buscarle. El cuatripático se las comía de tu mano encantado. Estaba gordísimo por lo que intuyo que yo no era la única.

En qué momento olvidé a Tom, no lo sé. Cuándo dejé de verlo por los jardines, tampoco. Reflexiono al respecto. Y no quiero pensar que sin querer hace muchos años que dejé de ser una niña de verdad (no de intención). Casi tantos como los que lleva mi ventana aquí delante.

2 comments:

Anonymous said...

estará tom con pinky?

Muñeca Rota said...

o con Gerry?