en mi libertad,
rechupeteé un eucalipto
y sabía a caramelo
de menta.
mientras tanto,
el pensamiento único,
chillaba a mi gente
que la vida son lentejas.
galeano contó cómo
el cocinero preguntó a los animales
que con qué salsa
querían ser cocinados.
perdonad,
pero la vida real es plena
y el menú, a partir de ahora,
me lo escribo yo.
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