esta noche cálida a la intemperie madrileña
al cruzar la silueta del río de mi pueblo
me ha olido a manzana con caramelo brillante.
al anhelar el metro paseando las baldosas del andén
me he dejado marear por el tiempo infinito de espera
y cansada he cerrado los ojos para dejarme la mente girar.
en las aceras negras, grises y blancas
el riego transparente y reflectante
olía a campo arcilloso, rojo y nocturno.
ya de vuelta en casa te leo y caigo en la cuenta
de que perder de vez en cuando las tímidas gafas
es una invitación para estrenar miradas de cristal.
2 comments:
con todo respeto mi estimada señorita poulain y compañera de pluma entintada, no hay cosa que atraiga mas a aquellos animales instintivos, pero que gozan de otro tipo de inteligencia, que unas gafas usadas con el orgullo de lo que se encuentra atraz de unas sugerentes pupilas dilatadas...
tienes razón... en mis sueños también veía sin gafas...
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