Sunday, September 23, 2007

Espejismos de lagarto


En el desierto huele a granos de arena del sol. En las dunas se escuchan los ecos de las patas del lagarto equilibrista, que con dos de sus cuatro patas al aire observa perplejo el crecimiento de aquel espejismo. No, aquel de la derecha con las fuentes de agua y las espadas no, el de más allá, con sus escamas brillantes de metal al sol y toda la gama de colores en su plumaje de metaquilato.
Un estruendo procedió a sonar mientras en el horizonte el cielo y la tierra chocaban. De aquella bestia emergía un pueblo de sentimiento, una tierra sumergida en los granos del sol que habían observado los milenios y habían formado parte de las constenaciones, que habian escrito con un lenguaje codificado el sonido de los cometas y que allí llegaban para entender aquel planeta de costumbres raras que sus antepasados habían construido en algún punto de su historia. Los hijos del sol se pintaron el cuerpo e invocaron a las verdades últimas. Pero al recorrer las voces del desierto, de la montaña y de la ciudad su dolor era tan grande por dentro, en la entelequia, que tuvieron que volver a convertirse en espejismo de lagarto y apartarse a la suerte de aquel sol, su sol y el de todos, ese grande, amarillo aunque a veces naranja y rojo, fuente y foco de vida que los seres de ahora, intolerantes, altivos e insignificantes, limitamos a llamar Nuestro.
Y el lagarto cambió de postura, pum-pum. Y yo volví a escuchar su eco.

2 comments:

Anonymous said...

me gustaría conocerte.
airiin@msn.com

Anonymous said...

Beillaaa!!
Qué arte, niña!. Tb me gusta saber de los lagartos, jeje!. Pero me pongo un poco más contaminane de lo normal si no sé de ti desde hace una jartá, ni tampoco de Palo (snif). Espero que tenga la suerte de veros mañana al empezar las clases aunque me contentaría con saber de vosotras. Espero que todo vaya bien. Cuenta con nosotros, vale?. Un besako gordo!!!. Ana Balsalobre.