Wednesday, July 29, 2009

El butoh mudo parló

Casa Encendida. 6'15 pm.

La historia de las constelaciones sería contada como un cuento y claro, todos los niños de 5 años de Madrid nos quitaron las entradas. Los planes B últimamente me pringan de azúcar hasta los codos. La "b" tiene que venir seguramente de palabras como "bien", "biombo", "brinco", "bebé", "beber", "bocanada", "básico", "bien", "brillo", "baile", "biblio", "bonito" y sobre todo "búsqueda".
Plan B: la filmoteca.
Una película basada en un relato de Poe: la Chute de la maison Usher. Había un piano, era muda. Cuando empezó parecía algo onírico. Las imágenes eran PRECIOSAS, preciosas es poco, los planos, las superposiciones, la luz del blanco y el negro, la ambigüedad tenebrosa de los planos, los rasgos fantasmagóricos de los actores, sus ojos de agua... increíble para ser del 28. No sólo la casualidad nos enseñó eso. La pianista parecía John Cage, tocaba el piano no solo "normal", también pellizcaba las cuerdas de la cola y tiraba una especie de caniquitas, hacía ruidos psicodélicos, conseguía que sonara a cristal, a madera, a piedra y a sombra.

La puerta para entrar a la guinda de la casualidad:
Le acompañaba una chica que hacía belcanto improvisado junto con el piano, cantaba con la voz atemporal, podría haber sido un espectro en paz perfectamente. A veces también recitaba con un inglés perfecto textos de Poe. Mi brasileña creadora y yo no hacíamos más que mirarnos y decirnos con los ojos la suerte que teníamos de haber aterrizado ahí.

El motor de la curiosidad.

Durante toda la peli estuve pensando si la pianista y la cantante se dedicaban a girar por el mundo con esa película muda. ¿A qué te dedicas? "Pues ponemos voz y piano fantasmagórico a un relato de Poe y vamos de filmoteca en filmoteca peinando el mundo". Me parecía mágico que alguien dedicara su vida a eso, nunca se me había ocurrido. Así que la brasileña y yo, en cuanto encendieron las luces, salimos disparadas a preguntarles a qué se dedicaban. Hablamos con Denise, la cantante. Habían compuesto esa música sólo para esta película, pero también hacian más cosas relacionadas con el arte, no se si eso era más poético o menos que lo que yo pensé.

Le di dos besos y a la salida de la fimoteca la boca me sabía a su perfume y a su maquillaje como si me la hubiera comido, no se por qué las cantantes de ópera y la gente fina se embadurna tanto de cosas que huelen tan bien...
El butoh.
Aquí, justo donde no viene a cuento, comienza el cuento y se cruza el butoh. Es el baile japonés de las sombras, se pintan la cara de blanco y se retuercen, se mueven lentos... a mi se me saltan las lágrimas por dentro de lo bonito y lo verdadero que es. Hace unos meses vi "Cerezos en flor". Ahí descubrí el butoh y me puse a buscar algún lugar en Madrid para hacerlo. Tal vez no busqué bien, pero no encontré nada por aquí. Por eso me encantaría hablar con alguien que esté dentro del butoh, es algo que tengo pendiente...

Y ahora el cruce:
Buscando por internet, la mujer que me metió todo su maquillaje y su perfume en la boca tiene en su currículum que ha estado metida en un grupo de butoh en México.

Por último, la magia real:
Con un par de mails
atravesadores de océanos,
casualmente la voz fantasma
sería mi guía
en el baile de las sombras.

2 comments:

Carmen said...

amante de las casualidades. Yo de mayor quiero ser como tú .)

Anonymous said...

Ay, Bea que al final nos vamos a parecer en algo! Jajajajaja. Eso sí, nunca conseguirás pintarme la cara.

Besos