Sunday, May 31, 2009

Quejido rasgado y summertime



Ahí vuelve, por el camino de piedras amarillas. Es el estado captaléptico que se tiene antes de que lleguen las palabras, cuando el cuerpo se ilumina con la impotencia del que no se mueve pero agita su vida con mil hechos que azotan su manera de estar en el mundo.

Ahí vuelve, a llenarse por las esquinas el cuaderno de loca de mi bolso, de mi mesa nocturna. Por cada luna que pasa su grosor preocupa más a la tinta del boli rojo, que patina a oscuras entre cuadrículas azules que se convierten en el único abrazo para sentimientos que no quieren ser compartidos porque son vulnerables, lisiados de una batalla gran perdida: sin pies, ni cabeza.

Es verano, lo dice este olor. Vuelve a ser verano y lo hace por el mismo camino de piedras amarillas, acompañando al estado cataléptico que se tiene antes de que lleguen las palabras.

No lo puedo evitar y es que el sol se me pega a los recuerdos y me pongo morena de nostalgias. El tiempo se gasta pero tu césped no decrece y va inundando de comparaciones a mis paseos solitarios por las aceras de Madrid. Parece que aparecerás en cualquier momento, como si no hubiera pasado nada, como si todo hubiera sido una broma tonta o un regalo del destino para apreciar las cosas especiales que nos encontramos por el camino. Las cosas sencillas pero grandiosas que a los demás no parecen clavárseles tan adentro, tan perpendiculares al núcleo del sentido de la vida.

Dos vidas tan diferentes, pero a la vez tan iguales que no pueden estar programadas sino para crear una historia singular.

El mi imaginario las canciones aún echan el ancla en las frases que leídas entre líneas resumen el significado de la profundidad que busco en mi camino. Tarareo las cosas que podría gritar por las aceras sobre las mil maneras en que podría masticarte por dentro y por fuera sin dejarte ni un suspiro.

Tan voraz es el verano como el dilema de romper la cárcel cuadriculada de mis palabras, que de escaparse irían directas a la mala vida. Claro que, las sublevaciones al orden preestablecido a veces son tan sugerentes, que hasta incluso yo, princesa de la diplomacia, me haría fugitiva de camino a un barranco sin final si compartiera ese coche sin frenos contigo, eso sí, sólo con los altavoces palpitando la música sin piedad acústica.

Cataléptica yo, que voy de romántica. Cobarde tú, que vas de bala perdida. Cambiémonos los roles, que es tiempo de verano, y dejemos de engañarnos, que a mí me va la marcha y a tí que te quieran. Y el mundo por montera que se muera de envidia de camino a nuestro precipicio...

3 comments:

Carmen said...

Dos historias que parecen estar hechas para ser una en singular... Madre mía, qué duro es recordar, verdad? Qué sentimiento tan universal describes, aunque es tuyo, y el tuyo es tuyo y es tu historia y son tus nostalgias y tus paseos por Madrid.
Lo sabes y te lo dirán 1000 veces, alguien vendrá a acompañar una luna y segará el césped y creará otra historia contigo.
Carmen

Carmen said...

'morena de nostalgias...'

me gusta tu manera de contar,
sin dar palos de ciego.

beso

Verónica said...

Bonita forma de expresar que llega el verano... me gusta...

besotes de esta peke.

pd: te espero por mi rincon con una taza de cafe, si gustas...