Tuesday, December 23, 2008

Liarla en sepia

Una silla verde y yo. Un cuarto descolocado. Un árbol de navidad pequeñajo. Un trineo del tamaño de un patuco porta al señor de la barba blanca y el pijama rojo. Porque Papa Noel lleva pijama, las cosas por su nombre. Frío en la punta de la nariz y en las raíces de mis dedos. Música acústica con voz dulce en la incesante caja de musica digital que me llena de oxígeno las 4 paredes de incienso. Parece que mañana será navidad, por fin. Y mientras el arpegio de la guitarra de la chica española dulce que canta en inglés sostiene mi mirada fija en todas partes y en ninguna, me siento en color sepia.
Nunca me había sentido en color sepia. Tal vez en blanco y negro, pero nunca sepia. La silla ya no es verde sino cartón y me siento rara, como si fuera yo pero hace tantos años que tan siquiera había nacido. Intuyo de fondo el sonido de villancicos de los años 20, con todo su swing y todos sus copos de navidad haciendo piruetas. Parece que el tiempo no pasa, que se estanca como el lago de un jardín zen, demasiado equilibrado como para decirle nada, como si un susurro de más pudiera estropear la superficie impecable de ese agua que parece cristal.
Pero yo solo tengo ganas de coger una piedra asimétrica de colores y lanzarla con todas mis ganas contra lo presupuesto. Y una vez producida la osadía de provocar al orden perfecto de las cosas, seguir silbando el swing que me de la gana inventar. Porque por fin, mañana es mi Navidad.

1 comment:

Anonymous said...

& Aveces un poco de cielo, un dibujo de un paisaje bastan para crear esos sueños con los que uno quiere reeinventar su navidad, el sonido de un organo a tras luz, el poema polvoriento de la infancia, y las velas que uno va soplando a medida que va terminando el dia

Feliz Navidad para todas, para todos los duendes que pueblan este planeta